Un mensaje en francés, enviado el 3 de marzo de 2008 a las 17:06, por una trabajadora del bufete de André Abraham Zolty a la oficina de Mossack Fonseca & Co. en Ginebra con el asunto “Name check-urgent (verificación de nombre-urgente)”, es la punta del ovillo que liga a los Papeles de Panamá con las inversiones del judío-estadounidense Jacob Ostreicher, de su socio, el suizo André Abraham Zolty y de la colombiana encargada de administrar esos millones en Bolivia, Claudia Liliana Rodríguez Espitia.
La trabajadora del bufete de Zolty escribió: “Nos gustaría incorporar una nueva empresa en Panamá, si es posible no mencionarla. La parte original de este documento se reproducirá en el Boletín Oficial de la República de Panamá, de conformidad con las disposiciones del presente acuerdo. Además, nos gustaría que estos documentos fueran enviados directamente a Bolivia (le enviaré la dirección más adelante) siempre que sea posible. ¿Podría confirmarnos si podríamos conseguirlo todo a más tardar al final del mes?”.
No fue un mes sino diez días los que tardó Mossack Fonseca para crear la empresa que, en principio, debía llamarse 'Min Hashamayin Inc.’, pero fue inscrita en el Registro Público de Panamá como Hacienda La Colina S.A. y, el 25 de marzo de 2008, fue legalizada por el Consulado de Bolivia en Panamá. La representación diplomática cobró por este trámite $us 85 y dejó en claro —según un texto que se lee entre la firma y el sello— que “el cónsul no asume responsabilidad alguna por el contenido de este documento”.
El capital autorizado con el que se creó Hacienda La Colina S.A. fue de $us 10.000, dividido en 100 acciones. Es decir, $us 100 por cada acción. La escritura notarial indica que las acciones también podían ser nominativas o al portador. Así, el 13 de marzo de 2008, Rodríguez Espitia recibió acciones al portador, un poder y un capital, que alcanzó los $us 27 millones, cifra que solo se supo cuando el caso Ostreicher llegó a la justicia.