Números grandes
De los más de 14.000 documentos analizados por EL DEBER a través de las filtraciones realizadas al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, se pudo determinar que las empresas creadas por Mossack Fonseca para
bolivianos son un pequeño muestrario de la economía nacional. Veinte de ellas tienen accionistas que provienen de los agronegocios. Todos ellos afincados en Santa Cruz. Otros 18 se dedican a importar bienes, desde automóviles
de alta gama hasta elementos de ferretería y artículos de belleza. Hay 15 empresas cuyos beneficiarios finales son accionistas de empresas mineras, 11 offshores que están ligadas a capitales de aseguradoras y bancos, siete
a inmobiliarias y un número similar está relacionado a industrias.
Para Yerko Ilijic, abogado y politólogo paceño, lo llamativo es que no haya habido más empresas bolivianas en los Papeles de Panamá, ya que el periodo de filtración coincide con un tiempo de bonanza económica en Bolivia. Define
las offshore como conductas accesorias a la corrupción, una forma de negocios que va más allá de la afectación del Estado, que también utiliza el ocultamiento de bienes y la administración a través de terceros (testaferros),
para tener ventajas económicas fuera del alcance del ciudadano común.
Observa que hay que tener cuidado al considerar ilegal estas conductas. Explica que no es lo mismo evasión (defraudar impuestos) que elusión (minimizar o evitar el pago de impuestos por vías legales), algo que no está
penado en Bolivia, pero que es visto por los Estados como algo sospechoso y de difícil seguimiento.
Considera, además, que el hecho de que sean pocas empresas bolivianas involucradas en las filtraciones de Mossack y Fonseca, puede significar que en el sistema financiero nacional hay aún formas de manejar ‘flujos negativos’
de dinero sin que nadie lo note.
¿Es la política o la economía?
No todos llegaron al mismo tiempo a tocar las puertas del bufete panameño. Si fuera un asunto meramente político, en los documentos consultados se ha podido encontrar a cinco exministros que prestaron servicios en
los gobiernos de Hugo Banzer, Tuto Quiroga, Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez Veltzé.
Está la familia de un expresidente, que en 2011 contactó a Mossack Fonseca para abrir una offshore, pero cuando ya le habían asignado una firma, paralizaron el negocio al descubrir que tenían juicios en Bolivia. Hay exdiplomáticos,
exparlamentarios y tres expresidentes del Comité pro Santa Cruz. En total, son una docena de nombres entre 275 bolivianos que figuran en los Papeles de Panamá.
“Si bien había inestabilidad política, es también el momento de mayor despegue económico, cuando los empresarios ganaban más plata que nunca”, dice un politólogo que asesoraba empresarios en la década pasada y que, por ética, no quiere
ver su nombre en esta publicación. En medio del cepo a las exportaciones agrícolas, la toma de instituciones y las matanzas de La Calancha y Porvenir, se dieron los mayores picos de los precios de las materias primas.
Un documento del Ministerio de Economía señala que en 2007 la soya alcanzó un precio internacional de $us 554 por tonelada. En 2012 subió hasta $us 623. El estaño cotizó a $us 11 por libra fina entre junio de 2007 y enero
de 2008, y que rozó los $us 15 a finales de 2011. En ese mismo tiempo el oro alcanzó los $us 1.900 la onza Troy y la plata llegó a $us 47,2 por cada 31,1 gramos. Los mayores picos de creación de offshores están en 2007 y 2012. La política
jugó un rol importante en 2007, pero en 2012, fue la economía la que movió todo.
Eran años en los que la voracidad de China, que aumentaba su demanda de materias primas en un 35% anual, generaba “la década ganada” en América Latina. También el tiempo en el que Bolivia comenzaba a presionar a sus contribuyentes para obtener más recursos provenientes de impuestos. Ilijic recuerda que entre 2007 y 2008 Impuestos Nacionales comenzó a hacer auditorías a gestiones pasadas de empresas. Según el reporte de recaudaciones del Ministerio de Economía, hubo una subida de recaudaciones de
un 24% en ese periodo, mientras que entre 2010 y 2011 la recaudación creció un 34%. Bolivia alcanzó un pico histórico de Bs 41.000 millones en 2011.
Es así que la clientela de Mossack Fonseca en Bolivia se comenzó a diversificar en la primera mitad de la presente década. Ya no ingresan más agroproductores (en realidad, las 20 offshore relacionadas con el agro fueron
creadas entre tres grupos empresariales), sino que comienzan a aparecer más actores del mercado inmobiliario e importadores.
Los agentes bolivianos del bufete panameño ampliaron su radio de acción extendiendo sus influencias hasta, por ejemplo, llegar a algunos comerciantes de la Eloy Salmón de La Paz o a empresas medianas de ventas de calzados
en Santa Cruz de la Sierra.
También hubo otro tipo de transacciones. La derrama económica alcanzó para que empresarios abrieran una offshore para transar en el mercado inmobiliario del exterior. Adquirieron departamentos de entre un cuarto de millón de dólares y de medio millón de dólares en esas nuevas torres que comenzaron a aparecer en el horizonte panameño. Eso hizo un exaccionista de una empresa que fue nacionalizada por Evo Morales, pero no fue el único.
Conducta económica
Se podría clasificar en cinco grupos los movimientos empresariales de bolivianos en Panamá. Por un lado están las offshore creadas para ser accionistas de empresas bolivianas. Un empresario o grupo empresarial les transfiere sus acciones a su empresa creada en Panamá y su nombre deja de aparecer como accionista de una empresa sin que en realidad deje de serlo. Hay un listado de al menos 10 offshore que se las puede rastrear en los reportes de la ASFI y de la Bolsa de Valores.
Todas ellas -y otras más- pasaron por el Consulado boliviano en Panamá.
Hay otros grupos de empresas que figuran como compradoras de los productos de algunos de sus accionistas para luego revenderlos a una tercer empresa también extranjera. También hay compañías afincadas en Panamá que prestan millones de dólares a empresarios bolivianos que en realidad son sus dueños.
También hay otras en las que sucede al revés, que absorben deudas en Bolivia de sus accionistas. El último grupo detectado -pero uno de los primeros en llegar a Panamá- son los grupos familiares que resuelven una herencia o un divorcio a través de una offshore. Gabriel Dabdoub, expresidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, explica que esto se hace para propiciar que la empresa continúe operativa mientras los herederos o litigantes llegan
a un acuerdo.
Hay un sexto grupo un tanto más difuso. Tienen en común que son abogados, algunos con varias offshores, pero sin ningún otro negocio declarado en Bolivia salvo ser parte de una firma de intermediarios entre Mossack Fonseca
y clientes bolivianos.
Según Akamine, existen especialistas que manejan los movimientos de dinero. Son satanizados por los gobernantes pero no cometen ningún delito. “Todo ciudadano tiene derecho a tener inversiones en el exterior, de llevar
su dinero bien habido a bancos en el extranjero. Todo depende de dónde pueda tener mayores réditos”, dice. Ahora, tras la investigación de la Asamblea Legislativa de los Papeles de Panamá, Akamine teme que la verificación tributaria ordenada
por la Comisión Papeles de Panamá se convierta en excusa para determinar nuevos tributos bajo el pretexto de las actividades de sus empresas offshores. “Tienen poca idea de este tipo de negocio. Han hecho la investigación
por el escándalo”, dijo.
Para Ilijic, que estudia los millonarios casos de corrupción en YPFB, primó la presión fiscal y judicial sobre determinados empresarios antes que las ganancias del periodo de bonanza. “En Bolivia no necesitas a Mossack
Fonseca para esconder dinero de la corrupción, por ejemplo”, contó.
Su colega politólogo que asesoraba empresarios lo dice de otra forma: “Si no te haces confiable como Estado y te vuelves duro en impuestos, lo natural es que la gente se vaya, que saque sus capitales”.